Mañana placentera, casi primaveral, aprovechando el sol y sobre todo la compañía de mi gran amigo César. La visita fue muy amena, hacía tiempo que no lo hacía y la verdad, lo necesitaba.
Disfrutar de las vistas, de las plantas, del momento en sí, es algo que siempre es positivo. La visita la volveremos hacer en Mayo, cuando las plantas estén en pleno florecimiento.
Miranda de Ebro tiene suerte de tener dos lugares como estos, donde puedes relajarte de una manera increíble. Además de aprender un poco más de la historia de la ciudad, cómo también de botánica.
Además de ver la ciudad, puedes ver la Sierra del Toloño y pedanías cercanas, nutriéndote del entorno. Presenciar como el mundo sigue su curso rutinario, dentro de la máxima normalidad diaria de un día en la ciudad de Miranda de Ebro.
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